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El Cerro del muerto

Sobre el Cerro del Muerto se han tejido varias leyendas, coincidiendo algunas que en este montecillo se aparece un gigante que sale por las noches recorre la ciudad y regresa, convirtiéndose en el guardián de Aguascalientes.

Otros cuentistas dicen: " a mi me han dicho que en esa loma se esconden indios chichimecas negros como capulines, que al despuntar el alba, se dispersan por todo el cerro y en parejas bajan a la ciudad a " pasito de indio", unos llegan hasta "el pueblo " (el barrio de San Marcos) otros al Barrio de Guadalupe, unos mas al del Encino y algunos a la Estación, hacen recuerdos y en la misma forma emprenden el regreso y desde el Cerro del Muerto cuidan la ciudad.

Una de las tradiciones más conocidas, es que, el cerro del muerto tiene varias entradas y que en las entrañas, guarda uno de los más grandes tesoros acumulados por los indios de la región. Este no a sido explorado no por negligencia de los gobernantes, sino porque uno de ellos quiso hacerlo y no terminó su gestión por haber sido envenenado. Y por el miedo de correr la misma suerte, por la maldición de los chichimecas, la reserva de oro esta "encantada", es intocable y se encuentra en el centro de ese mogote resguardada por los nativos.
barranca
Pero, ¿Cómo se formó el Cerro del Muerto? Es otra de las leyendas que se cuentan y con gran sabor se van trasmitiendo oralmente.

Se dice que en ese lugar se reunieron los Chichimecas, los Chalcas, y los Nahuatlacas, tratando de ponerse de acuerdo para establecerse en ese sitio y de allí salir a diferentes lugares siendo en ese punto el sitio de operaciones. Entre ellos había tres sacerdotes (uno por cada tribu) los que eran extremadamente altos, fornidos, de aspecto majestuoso e imponente.

Después que deliberaron sobre lo que se tenía que hacer, y cuando ya estaba por ocultarse el sol, a uno de los sacerdotes, el de la tribu chichimeca, se le ocurrió bañarse en el charco de agua caliente de "la Cantera" y después de que se tiro al agua, desapareció.

"La Cantera", se le llama a un manantial de aguas termales en el Estado y según cuenta la leyenda existen muchos otros de estos "charcos", los que fueron "sembrados" por otras tribus anteriores, quienes querían "sembrar" agua, hacían un hoyo, le ponían agua de su guaje y medio "almud" de sal, lo tapan y al transcurso tres o cuatro años había un inmenso manantial de aguas sulfurosas. Así hicieron varios en la región y de ahí el nombre de Aguascalientes.

Al aventarse al agua el sacerdote y desaparecer, los chichimecas esperaron pacientemente que su señor apareciera en otro de los muchos charcos que había, pero... fue inútil, pasaron varios días y el sacerdote no regresaba. Se reunió la tribu y deliberaron: ¿Acaso los traicionarían los Chalcas?. -No era posible, habían hecho un pacto y su honor estaba en juego.

Al no regresar el sacerdote en meses, no les quedó duda a los Chichimecas que los Chalcas lo habían matado y enfurecidos, corrieron a dar aviso a sus compañeros para enfrentarse con sus enemigos.
Y así principió una guerra contra los Chalcas, los que no supieron de qué se trataba, pues sin decirles "agua va", llovieron flechas por todos lados.

Los Chalcas, pidieron ayuda a los Nahuatlacas, los que estaban de espectadores con su sacerdote al frente. No sólo no se unieron a ellos, sino que dieron la vuelta diciendo que el pleito no era con ellos.
Después de ponerse de acuerdo e indignados por la afrenta, los Chalcas se dispusieron a repeler el ataque y "en los fulgores de la batalla y en lo cruento de la lucha", vieron con sorpresa que venía el sacerdote perdido. Ya no era posible retroceder y sin quererlo, una flecha atravesó el corazón del sacerdote de los Chichimecas, el que les gritaba: "¡deténganse! Sólo fui a sembrar algunos charcos"; pero no fue escuchado.

El sacerdote tratando de huir, con su sangre fue regando el camino y la huella del liquido, todavía se puede ver en la tierra roja del montecillo. Quiso hablar con su gente, pero no pudo, sin decir palabra cayó muerto y con su cuerpo sepultó a todo el pueblo chichimeca que lo seguía. Con sus cadáveres se formó el famoso cerro del Muerto que se encuentra al poniente de la ciudad de Aguascalientes.

Cuenta la tradición que el pueblo sepultado con el cuerpo del gigante, esta allí en esa loma y que por un túnel misterioso se puede llegar a socavones ramificados por toda la población.

Se cuenta que algunos arqueólogos han tratado de explorar esa región pero al hacerlo escuchan voces, lloros y lamentos que los han llenado de estupor y han impedido que continúen las excavaciones.
Algunos valientes han querido descifrar el enigma del Cerro del Muerto, no pudieron contar lo que vieron, por quedar mudos, otros perdieron la razón y los más la vida.

El montecillo no está muerto, tiene vida por dentro por estar el alma de los chichimecas en ese lugar, cubierta por el sacerdote gigante y vigilando perennemente la ciudad de Aguascalientes... Y para que no se olvide que los primeros pobladores de Aguascalientes fueron los Chichimecas, los Chalcas y Nahuatlacas.