El mundo sonoro de los indígenas de Chihuahua es rico en cuanto a conceptos, combinaciones y propuestas; si bien es cierto que su organografía instrumental no es tan variada como la de otras regiones, reúne sin embargo un amplio muestrario en el que aparecen casos de: idiófonos (instrumentos musicales u objetos sonoros que no necesitan de tensión externa para producir vibraciones audibles) como las sonajas, las maracas (mal llamada sonajas) los sartales o ajorcas de capullos de mariposa, y los cinturones de cascabeles o pezuñas de venado; membranófonos (en que un membrana o membranas producen el sonido, para lo cual requieren de estar en tensión), entre los cuales existen varios tipos de tambores de marco; cordófonos (en cuyo caso una cuerda o varias cuerdas - emisor – requieren de tensión para vibrar), como violines, violas, guitarras sextas y arpas; y finalmente aerófonos (instrumentos en que su emisor es el aire), entre los que preponderan las flautas. Debido a la variada interpretación morfológica y de nomenclatura que dan cada cultura a sus instrumentos resulta necesaria su observación particular.
La Maraca: Idiófono de sacudimiento conformado con una cápsula con mango, la que contraen corpúsculos que a la acción del sacudimiento golpetean sus paredes. Entre los rarámuri tiene varias denominaciones, las que dependen de la función que desempeñe: cuando es empleada en el yúmare o tutuguri recibe le nombre de nawají-ara; si es usada en la danza de matachines se le denomina sa-u-ra o sa-we-ra. Por otro lado, entre los guarijíos, a la maraca se le identifica como sawirá buli.
Los rarámuri construyen tres tipos de maracas: una en la que se aprovecha la cáscara de un bule, calabaza o tecomate, la cual limpian internamente e introducen las mismas semillas del fruto o pequeñas piedrecillas y el mango (inserto directamente o por medio de una tapa de madera en su parte inferior); otra, es construida en forma cilíndrica por medio de una hoja delgada doblada y pegada como tubo con sus dos tapas, por las que se atraviesa el mango; y otra más de forma semiesférica, construida a partir de seis gajos, dogas o duelas de madera pegadas en la parte superior del mango.
Ajorcas o sartales de capullos de mariposa: Idiófonos de sacudimiento, denominados cheyéhuaris o tenábaris en rarámuri, consisten en dos tiras de cuero o cuerda a los cuales se les ensartan varios pares de capullos de mariposa cada uno de los cuales contienen pequeñas piedrecillas (a manera de maraca); estas ajorcas o sartales, son atadas alrededor de las piernas de los pascoleros para que al zapatear con los pies descalzos en el suelo produzcan redobles que acompañan a la melodía de los instrumentos de cuerda.
Los cascabeles: Idiófonos de sacudimiento ocupados tanto en la danza de pascola como en la de matachines, los que suelen ser de manufactura febril. En el caso de los utilizados por los pascoleros, se les identifica en rarámuri como wekosá; suelen usarse cuatro o mas cascabeles de bronce de gran tamaño aplicados o suspendidos por tiras de cuero en un cinturón, además en la danza matachines, algunos de los danzantes usan un par o más de cascabeles de pequeñas dimensiones cosidos en el extremo superior de las calcetas; a estos cascabeles de les denomina rurú-ara.
Sonaja: Idiófono de sacudimiento, ocasionalmente utilizado por los pascoleros, que consiste en un marco con un mango labrados en una pieza de madera, el cual tiene ensartados en su hueco dos hileras de discos metálicos mediante clavos, los cuales golpetean entre si y contra el marco con el sacudimiento; los rarámuri le nombran saju-rá.
Tambor de marco: Bimembranófono cuyo uso prepondera durante el periodo de la Cuaresma y Semana Santa, época que llegan a reunirse decenas de ellos junto con las flautas que acompañan a los soldados y fariseos. Este membranófono consiste en un aro de madera de fresno doblado y cosido a el cual se le tensan un par de membranas de chivo mediante correas que atraviesan de membrana a membrana en zig-zag, además tienen tensado diametralmente una cuerda con cuentas ensartadas sobre la membrana que no se percute de tal forma que al momento de golpear la otra membrana se produce un sonido a manera de redoble -torchete-; la circunferencia de las membranas varía, llegando a medir hasta un metro de diámetro, y en ellas se realizan dibujos sepia y/o rojos que representan abstracciones del sol o diseños de líneas curvas o quebradas en forma paralelas; la baqueta que utilizan para percutir el tambor tiene recubierto con tela el extremo con que se percute. A este tipo de tambor se le denomina en rarámuri -rampora- y en guarijío -tempora-
Guitarra sexta: Cordófono de rasgueo y punteo, utilizado en ocasiones en yúmares o tutuguris, matachines y pascolas. Conservan las mismas características generales de la guitarra actual (caja de resonancia, brazo diapasón, cabeza, seis cuerdas, etc.); empero, es importante señalar que algunos indígenas las construyen aplicando conocimientos precolombinos, haciendo uso de una mínima herramienta y aprovechando las maderas que el bosque les proporciona, las construyen de diversos tamaños y la falta de ciertos accesorios, como maquinaria para las cuerdas, se suple con clavijas de madera; existe cierta preferencia por las cuerdas de metal así como el uso de plumillas o uñas en la ejecución.
Violines y Violas: Cordófonos de frotación, que son utilizados principalmente para acompañar la danza de matachines y de pascolas aunque de vez en cuando se ejecutan en los yúmare y en la celebración de Semana Santa; acompañando a los Soldados y Fariseos. La morfología de este instrumento es señalada a continuación: “Instrumentos característicos porque además de que sus cuerdas son tensadas a lo largo de su cuerpo, cuentan con algún recurso, base o diapasón… para que estas puedan ser pisadas con los dedos, y con ello obtener notas en cada orden; la parte prevista para pisar las cuerdas, suele ser más angostas que la caja o cuerpo; además esta, parte del instrumento suele constituir un agregado macizo a la caja de resonancia, que la une con la cabeza o clavijero…”
La diferenciación entre los violines y las violas es el tamaño y por ende su tesitura, aunque los rarámuri identifican a ambos como rabéri, son construidos por los rarámuri, imprimiendo en ellos ciertas particularidades, el tamaño de los instrumentos la utilización del arco el cual tensan sus cerdas con el dedo pulgar, la preferencia por cuerdas metálicas. Estos instrumentos tienen una amplia aceptación, entre las culturas indígenas en este estado.
Arpa Guarijío: El uso de este instrumento en el estado de Chihuahua, es casi exclusivo de la cultura guarijío, quienes lo utilizan para la danza de pascola, donde tiene la función de realizar los bajos y el acompañamiento orgánico de la melodía; la morfología del instrumento es descrita detalladamente por el organólogo Guillermo Contreras: “Cordófono de punteo, cuyas cuerdas se tensan en sentido diagonal al plano de la tapa, y paralelas dentro del plano del ángulo que forma la tapa y el diapasón. Las cuerdas son punteadas al aire; su capacidad melódica y armónica se basa en el orden creciente y decreciente de sus longitudes y tensiones (a mayor longitud menor altura y viceversa y a mayor tensión mayor altura y viceversa); son tensadas en un cuerpo que configura un marco triangular, en el que la caja de resonancia, el diapasón y el mástil (en la mayoría de los casos) representan cada uno de los lados”… su altura aproximada es de 1.45 metros, con un promedio de 8 cuerdas de nylon, en algunos casos con siete cuerdas bordonadas de tripa animal. Los materiales más empleados en la manufactura de su cuerpo son el cedro y el pino, sobre todo de madera maciza, aunque en algunos casos se emplea el triplay de 3 milímetros.
Flauta de carrizo: Aerófono de embocadura utilizada por los rarámuri durante la Semana Santa acompañando a los soldados y fariseos, cuenta con ciertas características: la flauta es construida con carrizo aprovechando sus canutos que determinaran la longitud y el calibre de la flauta; cada unos de los canutos tendrá una función especifica por un lado, en uno de ellos se construirá la embocadura que detalladamente describe Guillermo Contreras: “…entre los rarámuri o tarahumaras de Chihuahua, se emplea el filo externo mediante una interesante solución del aeroducto a partir de una saliente tallado ex profeso, justo a partir de la unión de los canutos del tallo, el que es completamente con un trozo del mismo material que a modo de canal se sobrepone y fija por un amarre externo, para que un hoyo diagonal en el extremo de la cámara, practicado con un fierro incandescente se le configure el filo o bisel”.
Fuente: https://www.cdi.gob.mx/participacion/musin_chihuahua/chihuahua.html