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Día de Muertos en Mixquic, Distrito Federal

Hermes Pablo Sandoval Hernández

La tradición continúa en Mixquic. Los pétalos de flor de cempasúchil empiezan a deshojarse. Las ofrendas serán más o igual de vistosas que las de los años anteriores, las velas y veladoras volverán, a encenderse en cada uno de los hogares y tumbas del panteón, como cada año, para recibir a los que un día se fueron y no volverán más.

   

Antecedentes

Mixquic: significa lugar en donde hay mezquites; la fundación de esta comunidad data aproximadamente dentro del periodo posclásico 1160 a 1168 d. C.

Mixquic fue un centro ceremonial de importancia, donde la celebración principal fue el sacrificio de prisioneros capturados en las inmediaciones de Xochimilco.

Con el paso del tiempo, se han realizado excavaciones en donde se han encontrado calaveras de piedra que adornaban las fachadas de algunas casas de Mixquic, se cree que estas calaveras representaban las cabezas de los prisioneros decapitados, mismas que eran depositadas en un altar denominado Zompantli.

El Zompantli era un altar de calaveras, lo constituían las cabezas de los sacrificados atravesadas por varas. La representación de este lugar estaba originalmente en el extremo noreste del actual cementerio, formado por numerosas piedras esculpidas con forma de calaveras.

La tradición cuenta que Mixquixtli fue el nombre de la Diosa de la vida y la muerte, probablemente una de las deidades más importantes del lugar, pues en su honor se realizaban cada 265 días sacrificios de los prisioneros capturados.

La ofrenda en el período prehispánico

Cuenta la tradición que los pobladores de Mixquic enterraban a sus muertos en chinampas a un lado de sus casas, donde se les ponían sus ofrendas, las cuales probablemente consistían en agua, sal, rajas de ocote (esta eran utilizadas en lugar de las velas) y pescado fresco. La fecha en que se colocaba la ofrenda no era un día determinado, sino al momento en que la persona fallecía. En los primeros cuatro días después de enterrado, se le llevaban nuevas ofrendas, que es cuando se consideraba que el alma del difunto caminaba hacia el Mictlán, el mundo de los muertos; posteriormente, a los ochenta y ciento sesenta días, se les ofrendaba de nueva cuenta.

La ofrenda actual

La ofrenda que actualmente se coloca no es totalmente diferente de la prehispánica; en realidad, sólo se transformó, por lo que podemos decir, que es el producto del mestizaje. Debido a la influencia cultural del nuevo continente se cambiaron los ídolos por las imágenes de los santos, el itacate por el pan y las rajas de ocote por las velas o ceras, así como de otros productos que en la actualidad son comerciales, haciendo más vistosas y costosas las ofrendas.

El concepto de muerte llegó al nuevo continente a través de los frailes misioneros que vinieron acompañando a los  conquistadores; por eso, nuestra cultura ancestral tiene siempre presente a la muerte, se le espera, desde el momento en que se nace, si bien es cierto que se llora y se entristecen los seres queridos, cuando ven que alguien se le muere, pero también se le festeja y se sigue una serie de prácticas, ritos y mitos que nos hacen recordar aquel ser querido que se ha ido de este mundo terrenal.

Con el transcurso de la vida, estas conductas heredadas han permanecido en nosotros, mismas que tienen gran arraigo a pesar del tiempo, la celebración de los días de muertos tienen su lugar. Se habla de días de muertos ya que se considera el 30 y 31 de octubre, y 1 y 2 de noviembre destinados a los muertos.

Triste tu calavera

Una de las leyendas que ha cobrado importancia en la actualidad dentro y fuera de la comunidad de Míxquic, es aquella en donde los niños salen a "pedir calavera", misma que se cree que su origen data desde la época prehispánica, en donde se cuenta que un niño macehual que al no tener que ofrendarle a sus deudos (muertos) salía a calaverear; ésta consistía básicamente en recolectar frutas, panes, dulces, comida, etc., en cierto modo, todo aquello que se pone en la ofrenda.

Hoy en día ésta tradición se ha hecho popular, pero los niños e incluso los jóvenes de algunas comunidades cercanas al lugar de referencia no salen a colectar frutas, sino más bien piden dinero, el cual será canjeado por dulces y/o licor, en este caso para los jóvenes que piden sus calaveras; se puede ver también que la calavera de chilacayote o calabaza se ha sustituido por una caja de cartón, adecuándola para la ocasión o por aquellas comerciales.

Para que se reciba o dé la calavera se tiene que seguir con ciertos ritos, los cuales destacan los siguientes:

1 de noviembre. Para que se dé la calavera se reza un ave María y un padre nuestro, al final se dice:

Si hay candela para las ánimas benditas; o bien

Si hay pan para el campanero; adicionalmente se dicen algunos versos como:

Ahí viene Jorge Negrete a pedir su bóllete

Ahí viene la Chilindrina a pedir su mandarina

Ahí vienen los abuelitos a pedir sus tamalitos

2 de noviembre: Los que salen a calaverear en este día lo hacen acompañados de guitarras u otros instrumentos musicales de cuerda y de viento, mismos que después de rezar cantan alguna canción tradicional y dicen:

Ayer no venimos porque nos dormimos

Ahora si venimos porque no dormimos

3 de noviembre. En este día se hace el reparto de la calavera, consistente en compartir la ofrenda que se puso en la mesa; entre familiares, compadres y amigos, esto se hace en forma reciproca, la conversación que se da durante el intercambio consiste generalmente en preguntar y/o comentar del cómo pasaron estos días de fiesta.

La víspera

La inteligencia de uno, la belleza del rostro, la vivacidad, y esas espesas cejas y largas pestañas que enmarcaron los ojos, así como la fuerza de aquellos músculos desaparecen cuando la vida se va.

El 30 de octubre por la noche se hacen los preparativos para recibir a los niños (difuntos) el 31, esto consiste en colocar una mesa que servirá de altar, en la cual se pondrán las frutas de la temporada, los candelabros que llevan las velas (recipiente hecho de barro en su mayoría), los floreros, la comida, dulces, elotes, las bebidas (atole, leche, chocolate, refrescos, café, agua y el pan de muerto hecho especialmente para esta fecha, etc.), sin faltar figuras de dulces, barro o juguetes con los que jugaban los niños, un elemento que no debe carecer, es el incienso o goma de copal que se quemará en el incensario o sahumerio que servirá de relajante, pues se tiene la creencia de que el recorrido ha sido largo y cansado, y para que los difuntitos no se pierdan de casa se pondrá en la entrada (puerta) un farol o estrella con luz que los guiará, mejor conocida como la estrella de las ánimas.

La ofrenda destinada a los adultos no variará mucho ya que a ésta se le pondrán bebidas alcohólicas (pulque, tequila, cerveza, brandy, etc.) y cigarros, la comida que se les ofrenda contendrá picante; esta se pondrá a partir de las 12 del día 1º de noviembre, ya que se tiene la concepción de que los niños (angelitos) regresan al Mictlán para que los adultos lleguen por la tarde y noche y se retiren el día 2. Cabe destacar que las ofrendas variaran de acuerdo a la posibilidad económica de cada familia.

El oloroso humo que sale del sahumerio se eleva y se esparce por toda la casa impregnando el ambiente, mezclándose el aroma en las frutas, flores y comida de la ofrenda tradicional del día de muertos. Es de importancia señalar que los ramos de flores de cempasúchil (flor de muerto) estarán presentes en todo momento así como las velas y veladoras encendidas; junto a estas se pondrá un vaso con agua y un plato con sal que han de probar las ánimas durante su visita.

Aquí nos vemos el año que viene,
Ya que los muertos mueren hasta
Que nuestro olvido los sepulta.

Sergio Rosas. Nosotros. Revista de Tláhuac, No. 9 octubre de 1997.

Agradezco los comentarios de los profesores Roberto Mancilla y Martín Villarreal. Esc. Primaria "Lic. José Angel Ceniceros". San Lorenzo Tezonco, Iztapalapa, D. F. Noviembre de 2000.

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