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El Periodo Preclásico en Mesoamérica (2500 a. C. - 200 d. C)

 

La fecha convencionalmente estimada para el inicio de este periodo oscila alrededor de 2500 o 2000 a. C., aunque esta datación en realidad varía según la comarca. Se trata de una época caracterizada por el desarrollo de comunidades sedentarias, por un muy acentuado aumento demográfico y por el origen de sociedades complejas con una economía de producción y sistemas intensivos de cultivo. Algunos investigadores concuerdan en que la práctica de la agricultura obligó a adoptar un estilo de vida sedentario, y otros opinan que la economía de producción surgió como respuesta a la explosión demográfica, ya que su única ventaja frente a la recolección (que implica una dieta más variada con menor inversión de trabajo) es que permite obtener mayor cantidad de alimento por unidad de espacio en la misma unidad de tiempo. Los pueblos que vivieron este proceso cultural fabricaron cerámica y, con el tiempo, desarrollaron redes de comercio a larga distancia, manufacturas especializadas, arquitectura monumental, escultura pública de piedra, pintura mural y sistemas de escritura, sin olvidar que llegaron a registrar notaciones calendáricas y manipularon complejos códigos iconográficos.

Uno de los fenómenos culturales más importatnes del Preclásico es el origen del urbanismo, pues durante esta etapa surgió la división entre los estilos de vida citadino y rural, que se basaban respectivamente en el consumo y producción de alimentos. Todo ello sugiere el desarrollo de sociedades estratificadas y señoriales con profundas creencias religiosas, que reconocieron la autoridad de gobernantes y sacerdotes profesionales, al tiempo que contaban con un acompleja organización laboral, aunque desconocían la metalurgia y seguían dependiendo de una tecnología basada en la piedra y la madera. Vale la pena mencionar que estos procesos sólo tuvieron lugar en el centro y sur de México, así como en una porción de Centroamérica cuyo límite aproximado se encuentra entre la desembocadura del río Motagua (Honduras) y el Golfo de Nicoya (Costa Rica), pasando por el lago de Nicaragua. Este territorio se conoce como América Media o Mesoamérica.

El Preclásico temprano (2500 – 1200 a. C.)

Durante este periodo tuvo lugar el proceso de sedenterización. La población se agrupó en aldeas o caseríos igualitarios de 5 ó 10 chozas, donde habitaban familias extensas. Estaso poblaciones eran similares en forma y función, así como básicamente autosuficientes; sin embargo, a veces practicaron el comercio a grandes distancias. Hacia finales de esta etapa tuvieron lugar los primeros indicios de estratificación social y regional, puesto que con el tiempo algunas casas adquirieron amplias dimensiones, aparecieron construcciones ceremoniales y ciertas aldeas se tornaron emplazamientos más grandes y poblados, mientras que los asentamientos jmás pequeños parecen haber funcionado como sitios dependientes. Junto a las casas había pozos que se usaban como almacenes, mientras que los muertos eran sepultados cerca de las viviendas, bajo el piso de las mismas o en los pozos abandonados.

 

La fuente principal de subsistencia ya era la agricultura, aunque nunca desaparecieron la recolección, la caza y la pesca. Los campos de cultivo se ubicaban en las orillas de los lagos o en las planicies aluviales de los ríos. Por vez primera se fabricaron vasijas y figurillas de terracota, aunque las técnicas de esta temprana alfarería ya eran muy elaboradas y en la mayoría de las regiones carecen de antecedentes experimentales, por lo que se ha considerado que al menos en parte tuvieron precursores en algún sitio distante como Puerto Hormiga, Colombia, donde antes de 3000 a. C. ya había cerámica burda, mal cocida y sin decoración.

La utilización de la mandioca, un producto cultivado en las regiones costeras de Mesoamérica pero que tuvo su origen en el sur del continente, refuerza estos argumentos de contacto a través de la ribera del Pacífico. Del mismo modo el maíz, domesticado en América Media, apareció por las mismas fechas en Sudamérica.

En el Valle de Tehuacán se asentaron grupos que comenzaron a domesticar varias especies de plantas silvestres, enrte ellas el maíz, mientras que en el sitio lacustre de Tlapacoya-Zohapilco se empezaron a cultivar de forma sistemática el amaranto, la calabaza, el chayote, el chile, el maíz y el tomate verde. Usar loza de barro marca el comienzo de la vida sedentaria, ya que resulta poco rentable para una sociedad nómada transportar a cuestas su vajilla. La pieza de cerámica más antigua encontrada en Mesoamérica es una figurilla del año 3200 a. C., que procede de Tlapacoya, Estado de México. La cerámica Purrón de Tehuacán fue producida hacia 2030 a. C. y constituye una de las tradiciones más antiguas de vasijas en América Media. Entre 2500 y 2000 a. C., la vida aldeana y agrícola se generalizó en la cuenca lacustre del Valle de México, proceso bien estudiado en el sitio de Tlapacoya-Zohapilco y que no tendría lugar hasta 1500 a. C. en el Valle de Tehuacán.

Conviene decir que el panorama de esta época era un ambiente rural e indiferenciado, pues todavía ninguna aldea asumía el papel de capital o centro rector regional. Los primeros campesinos de la Cuenca de México desconocían la fabricación de cerámica utilitaria, aunque sí elaboraban figurillas de barro. Entre 1400 y 1150 a. C. los pobladores de esta región, así como los del Valle de Tehuacán y los Valles Centrales de Oaxaca, trabajaron una cerámica pulida con decoración roja sobre arcilla de color bayo; las figurillas de esta epoca son por lo general mujeres desnudas, de pie, con los ojos y boca elaborados por punción, presuntamente asociadas con un temprano culto a la fertilidad.

La cerámica más antigua del Occidente de México es la de la cultura Capacha, identificada a partir del material arqueológico procedente de entierros directos o de fosas sencillas con poca profundidad en el área de Colima y Jalisco. El inicio de esta tradición se ubica hacia 1750 a. C. Las cuatro formas cerámicas principales son los trífidos (cántaros de doble cuerpo ligados por tres tubos), los trífidos compuestos (en los casos que el cántaro se conecta con tres vasijas esféricas), los “bules” y las vasijas con asa y boca de estribo. Conviene advertir que durante toda la historia precolombina las culturas del Occidente de México presentaron analogías innegables con las del noroeste de Sudamérica, fenómeno que se ha explicado mediante un comercio marítimo a lo largo de la costa del Pacífico.

La arquitectura funeraria más antigua de Mesoamérica procede del Opeño, Michoacán, donde se encontraron 12 cámaras subterráneas a las que se accede por un pasillo escalonado; la escalera de la Tumba 7 consta de nueve peldaños, número que simboliza los niveles del inframundo. Existe la posibilidad de que  este tipo de arquitectura subterránea simbolice un espacio uterino, donde la tierra recibía a sus hijos difuntos. Tanto en la cultura Capacha como en la de El Opeño, los enterramientos estaban en espacios destinados a formar un cementerio. Dentro de la Tumba 3 había una composición tridimensional de ocho figuras cuyo tema era el juego de pelota, lo que demuestra que ya desde entonces practicaba este deporte ritual.

Una técnica innovada en las vasijas de El Opeño es la de la pintura al negativo, que también tuvo sus orígenes en Sudamérica; consiste en aplicar resina sobre el área no pintada de la pieza antes de cocerla; con el calor, la resina se derrite, dando lugar a una superficie de dos colores.

En el actual territorio de Guerrero existen testimonios sobre las vasijas más antiguas de Mesoamérica, pues los

habitantes de San Jerónimo fabricaban hacia 2800 a. C. una cerámica semejante a la denominada Pox, que a su vez procede de Puerto Marqués y Zanja, en la región de Acapulco, y data del año 2500 a. C.

Hacia 2000 a. C. surgió la vida aldeana en los Valles Centrales de Oaxaca. El emplazamiento de mayor tamaño era San José Mogote, pero había al menos 18 aldeas pequeñas ubicadas en la misma región. Restos de palizadas y edificios quemados sugieren que en 1800 a. C. estas comunidades tempranas entraron en competencia y practicaron la guerra. A partir de 1400 a. C. surgieron construcciones ceremoniales ubicadas sobre plataformas bajas, contaban con un espacio externo donde había unas fosas con forma troncocónica que servían para almacenar cereales, así como hornos de barro, lugares para entierro y sitios especiales para fabricar cerámica y preparar alimentos.

Los animales domesticados era el loro y el perro. Se estima que durante esta época los Valles Centrales de Oaxaca estaban ocupados por 18 caseríos que constaban de tres a 10 chozas cada uno. La cerámica más antigua de Oaxaca es la del Complejo Espiridón (1900 – 1400 a.C.), que fue encontrada en fragmentos asociados con una casa de San José Mogote.

Durante la fase Tierras Largas (1400 – 1150 a.C.) surgió la mencionada cerámica rojo sobre bayo, que adotó una amplia variedad de formas que ya recibían una variada decoración geométrica que proyecta sobre el espacio patrones de regularidad y simetría.

En la cosa del Golfo se tienen pruebas de la domesticación del maíz en Tamaulipas hacia 2350 a. C., así como del girasol en Santa Elena (Tabasco), hacia 2150 a. C.

Algunas investigaciones lingüísticas sugieren que en el área del Istmo de Tehuantepec y la costa pacífica de Chiapas, Guatemala y oeste de El Salvador se hablaba antes de 1850 a. C. un idioma llamado xe-zoque. Los hablantes de dicha lengua corresponden a una cultura arqueológica que fue bautizada con el nombre de mokaya. Luego de 1800 a. C., el protomixe-zoque se fragmentó en dos idiomas distintos, llamados protomixe (1800 – 400/100 a. C.) y protozoque (1800 – 400 a. C.), que se hablaron en aldeas grandes y pequeñas de la región istmeña-pacífica y que también estuvieron relacionados con la posterior civilización olmeca.

Durante la fase Locona (1650 – 1500 a. C.) la cerámica siguió siendo pulida, pero desaparecieron la incisión y la punción; y durante la fase Ocós (1500 – 1350 a. C.) tuvo lugar un modo de vida más elaborado, pues las casas contaban con parees de adobe blanqueadas con cal y fueron edficiadas sobre pequeños montículos para evitar que se inundara. Existe la posibilidad de que la costa del Pacífico estuviera habitada no sólo por hablantes de idiomas mixe-zoqueanos, sino de otras familias lingüísticas, entre ellas la mayance.

Establecer el inicio de la vida aldeana en las tierras altas de la zona maya es por ahora un problema difícil de resolver. No obstante, el sedimentarismo argícola en la Península de Yucatán empezó en el Preclásico medio.

Continuar leyendo: El Preclásico medio (1200 – 400 a.C.)

Fuente: Nueva Historia General de México

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