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Malinalco, paseo virtual

En www.inah.gob.mx/malinalco se podrán visitar los edificios emblemáticos del lugar.

La Zona Arqueológica de Malinalco, en el Estado de México, fue un espacio sagrado para la bélica cultura mexica, su importancia radicaba además en ser un punto estratégico en sus rutas de comercio. Hoy los templos de los guerreros águila y jaguar están a un clic del público, mediante el paseo virtual que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) incluyó este viernes en su página web.

El paseo virtual de Malinalco disponible en la dirección electrónica www.inah.gob.mx/malinalco brinda un recorrido por los sitios más emblemáticos de la zona, así como una breve descripción, mapas, horarios de visita y servicios con los que cuenta.

El arqueólogo José Hernández Rivero,  responsable del sitio, informó que Malinalco fue conquistado en 1476 por los mexicas, y concebido desde su construcción como una guarnición militar estratégica con varios puestos de vigilancia a lo largo de un acueducto vital para los aztecas.

Malinalco puede traducirse del náhuatl en varios sentidos, todos referentes a su influencia militar: “Morada de los valerosos y fuertes hombres”, “Lugar donde se encuentran los excelsos guerreros águilas y ocelotes”, “Los del ánimo invencible”, “Los representantes del sol en la tierra”, entre otros.

El recorrido virtual por la zona abarca sus principales templos El Cuauhtinchan, El Cuauhcalli, y los edificios III, IV, V, así como una vista panorámica desde su parte más alta.

El Cuauhtinchan, es la sección más amplia y preservada de todo el sitio arqueológico, sus construcciones se distinguen por su compleja calidad destinada a actividades de defensa y algunos salones de consejo militar.

El Cuauhcalli o “Casa del sol”, es el templo principal del conjunto arquitectónico con características escultóricas mexicas, la escalinata presenta a sus costados restos de dos esculturas de ocelotes, y que eran un símbolo imperial; en el centro se aprecian restos de un portaestandarte.

La puerta principal del edificio representa las fauces de una serpiente, cuya lengua tendida en el piso simboliza a Tlatecuhtli o “señora de la tierra”. A sus lados hay dos pedestales esculpidos: un tambor o huéhuetl forrado en piel de ocelote y una Izcóatl o serpiente de guerra, que tiene escamas en forma de punta de flecha.

En la parte superior del Cuauhcalli se aprecia una techumbre reconstruida por el arqueólogo José García Payón, que asemeja a la original hecha con materiales perecederos. En los costados del templo hay labrados canales de escurrimiento y desviación del agua para su protección.

El interior del recinto de forma circular presenta una banqueta, en cuyo contorno se esculpieron dos águilas y un ocelote. Al centro del espacio se distingue otra águila labrada en piedra con las alas desplegadas, y una oquedad en su base identificada como un depósito para ofrendas, donde se rendía culto a advocaciones bélicas mexicas.

El Edificio III, conocido también como Tzinacalli o “Donde están los quemadores”, fue el lugar donde se incineraban y honraban a guerreros caídos en el campo de batalla o bien a los cautivos. La construcción está compuesta por dos cuartos, uno rectangular y otro circular, el último presenta restos de pintura mural  policroma.

El arqueólogo Hernández Rivero, comentó que el valle de Malinalco era una ruta natural de comunicación y comercio, flujo de productos tributarios con Tenochtitlan. Por ahí procedían mercancías como plumajes y cobre de la región de Tepecoacuilco y Tlahuica  (territorios ocupados en la actualidad por los estados de Guerrero y Morelos).

Finalmente, en las Cartas de Relación de Hernán Cortés dirigidas al Rey de España Carlos V, el conquistador español narra cómo en 1521 en un combate, dirigido por el capitán Andrés de Tapia, sucumbió Malinalco.

El paseo virtual de Malinalco se une a otros recorridos en línea elaborados por el INAH y disponibles en su página web: los museos nacionales de Antropología y del Virreinato, y el Museo del Templo Mayor; las zonas arqueológicas de Palenque y Yaxchilán, en Chiapas, y Chichén Itzá en Yucatán; así como las exposiciones Teotihuacan. Ciudad de los Dioses, Zares. Maravillas de la Rusia Imperial y Piedras Sagradas y la mirada de Jorge Yázpik.

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