En México solo hay dos especies dentro del género Ara. Las guacamayas escarlata (Ara macao), y verde (Ara militaris). La subespecie de guacamaya verde que se localiza en México es endémica del país. Ambas especies de guacamayas y en especial la verde, son carismáticas y pueden considerarse de las aves mas bellas con que cuenta México. Esto las ha hecho muy codiciadas por el tráfico nacional e internacional de fauna. La conservación de la guacamaya verde presenta retos y oportunidades importantes a la sociedad Mexicana. Debido a que la especie es muy atractiva, la conservación de sitios de anidación puede representar importantes flujos de dinero promoviendo actividades recreativas en áreas rurales. Además esta especie actúa como indicador de la salud del hábitat, pues en algunas regiones perturbadas es de las primeras especies que desaparecen.
Es una especie con un patrón de crecimiento altricio de las crías, como el resto de los psitácidos. Las crías nacen con los ojos cerrados y desprovistas de plumaje, requieren de cuidado parental y sus tasas de crecimiento son lentas. Esta especie, como la mayoría de guacamayas del género Ara, tienen estrategias reproductivas conservadoras. Es decir, de la población en edad reproductiva, sólo un porcentaje reducido de la especie se reproduce cada temporada de anidación (entre 10 y 20%).
Las parejas parecen formarse de manera permanente y las crías permanecen con los padres por algún tiempo después de abandonar el nido, conducta observada en otras especies de guacamayas y este patrón parece ser muy consistente para todas las especies dentro del género
Al igual que las demás especies del género Ara, comparte una característica externa conspícua, la ausencia de plumas en la región del rostro, o bien puede presentar bandas de pequeñas plumas. La especie presenta algunas plumas a manera de 5 a 6 bandas de color rojo carmesí y la piel del rostro es de color rosado claro.
Es un ave grande, mide entre 675 y 750 mm, lo que la hace ocupar el sexto lugar en tamaño dentro del género Ara. Presenta color verde, tono mate en la nuca, cuello y corona. Las plumas cobertoras y secundarias de las alas presentan un color verde olivo oscuro; frente y mejillas color rojo carmesí, la rabadilla y coberteras de la cola presentan color azul turquesa. El pico es negro mate y el iris es color amarillo, patas y dedos color gris oscuro. Los juveniles son similares, excepto por las plumas escapulares o cobertoras del ala con borde distal color verde pálido y las plumas de la garganta con tono café, el iris va de color amarillo pálido a café claro.
Esta subespecie es un endemismo de México. Se extiende, en la vertiente del Pacífico, desde Chihuahua, y el centro de Sonora, hasta Guerrero; en la vertiente atlántica lo hace desde el este de Nuevo León y Tamaulipas hasta San Luis Potosí; finalmente, en el interior se encuentra en Durango, Morelos, Puebla, y Oaxaca. Ha desaparecido, o se ha tornado muy raro, en muchas de las regiones donde antes habitaba; en la vertiente del Pacífico esto ha ocurrido en Chiapas, Oaxaca, y las regiones costeras de Guerrero y Michoacán. Por el lado del Atlántico, ya no habita en gran parte de Veracruz e Hidalgo.
La dieta consiste en varios tipos de frutas, vainas, semillas y nuevos brotes de hojas y flores. Algunos estudios del año 2000 en Jalisco señalan que en la selva mediana caducifolia se alimenta casi a lo largo de todo el año de frutos y vainas de tres especies de árboles: Hura polyandra, Brosimum alicastrum y Ficus sp. También se ha identificado a Melia azedarach y Hura crepitans como importantes componentes de la dieta de los cuales se alimenta la especie. Para la reserva de la Biósfera de Tehuacán-Cuicatlan se reporta el consumo de Ceiba petandra, diferentes copales Bursera sp. Jatropha dioica y Annona palmieri.
No existen estimaciones numéricas precisas para la especie en México. Sin embargo existen estimaciones para algunas poblaciones a nivel local. Por ejemplo se estima que la población residente en el "Sótano del Barro" en la Reserva de la Biósfera de Sierra Gorda es de entre 60 y 80 organismos.
Estimaciones realizadas para otras especies de guacamayas en hábitats bien conservados y con disponibilidad de recursos alimenticios más constantes como las selvas altas en Perú, indican densidades máximas entre 1.6 a 2.3 guacamayas por km2. Si consideramos que las selvas estacionales del Pacífico Mexicano son menos diversas y productivas en recursos alimenticios para las aves que las selvas amazónicas, es de esperarse que aún las regiones mejor conservadas del rango actual de distribución de Ara militaris en México, presente densidades poblacionales menores que las densidades estimadas para la Amazonia Peruana.
Sumado a la creciente fragmentación y reducción del hábitat disponible, la especie se encuentra bajo fuertes presiones provenientes del mercado de mascotas, a diferencia de otras especies de psitácidos, no sólo se extraen pollos de las poblaciones, sino que también los adultos y juveniles son capturados. Esta situación hace del tráfico y comercio sobre la especie, en el principal factor que amenaza la sobrevivencia de la guacamaya verde en el País.
Además, la especie empieza a enfrentar la escasez de sitios para anidar tanto en riscos como en árboles, ya que estos son los principales sitios donde los traficantes capturan las crías. Ara militaris, como el resto de las guacamayas presenta tasas de reclutamiento anuales relativamente bajas, por lo que la captura de pollos y las limitantes de sitios de anidación hacen a la guacamaya verde una de las aves en mayor riesgo de desaparecer en el medio silvestre de México en los próximos años.