Huamango es un asentamiento prehispánico de la cultura otomí, cuyo nombre significa “lugar de madera sin labrar” o bien, “lugar de vigas”.
El sitio arqueológico fue un asentamiento otomiano habitado entre los años 900 y 1300 d.C. Su edificación sobre la mesa de San Miguel permitía a sus habitantes, a través de su emplazamiento estratégico, la vigilancia de los movimientos de pobladores y productos de las regiones occidente y norte. De igual manera, Huamango era considerado como centro ceremonial y es probable que ahí se realizaran ceremonias religiosas dedicadas a las deidades principales de los otomíes, el Padre Viejo, dios asociado con el Sol y el Fuego; y a la Madre Vieja, diosa relacionada con la luna y la tierra, creencias que aún perduran.
La exploración de este sitio fue realizada del mes de noviembre de 1976 al mes de junio de 1977. Como resultado de estas investigaciones, se establecieron, tentativamente, dos períodos de ocupación: uno que va de 900 al 1100, donde se aprecian similitudes con la zona arqueológica de Tula (incensarios, braseros y ollas que sirvieron de ofrenda a entierros); y otra alrededor del año 1200-1300 de nuestra era, que presenta evidencias que la correlacionan con las zonas de Teotenango y Calixtlahuaca. Además el material arqueológico procedente de las exploraciones en Huamango fue llevado, junto con otro de la región, al Museo Antonio Ruíz Pérez, ubicado en la cabecera municipal de Acambay.