Poco tiempo después de la invención del daguerrotipo, la nueva técnica de producción fue introducida a México por franceses, norteamericanos y alemanes. Hay ejemplos de ambrotipos desde 1845 y de daguerrotipos que son de 1852. Se sabe que los primeros en aplicar el procedimiento en México fue Emilio Mangel Dumesnil, Guillermo Boscinet, Rodolfo Jacobi y Juan María Balvotin.
Maximiliano de Hamsburgo y su esposa Carlota llegaron a México al mismo tiempo que la fotografía en papel se empezó a comercializar en Europa. Maximiliano y Carlota trajeron a su propio fotógrafo y fue este tipo de fotografía la que se promovió en su Imperio. La fotografía fue desarrollada también por grupos de científicos que la utilizaban para poder legitimar sus descubrimientos en tierras mexicanas, esto ocurrió alrededor de 1841. Algunos de los científicos fueron Humbolt, Frederick Carter, Channay Desire, Leon Diget, Carl Von Luxon.
En 1846 llegaron a México, con el ejército yanqui invasor, los daguerrotipos que están considerados como los iniciadores de los reportajes gráficos, destacando el trabajo que escribió H. Taft donde hay una fotografía de un contingente de caballería listo para salir a combatir a los mexicanos, considerándose como la imagen antecesora de las que tomaron los profesionales de ese momento. Este tipo de acontecimiento atraía a fotógrafos para tomar las escenas bélicas o ir en busca de las costumbres, tipos de sucesos raros o emocionantes, lo que colocó al uso de la fotografía no sólo como una herramienta para legitimizar los hechos, sino como una novedad que la gente podría adquirir para exhibirlas en Europa. Algunos de los fotógrafos más destacados fueron Roger Feston, Langlois y un estadounidense llamado “Brandi” que hizo fama por sus fotografías de la lucha entre los del norte y del sur, y del cual se desconoce dato alguno.
Otro grupo de fotógrafos eran los que se dedicaban a fotografiar retratos en ferias regionales, verbenas de algunas comunidades o sitios concurridos. Un fotógrafo famoso por su trabajo de retratos fue J. Wenzin, un norteamericano que llegó a Zacatecas y trabajaba en la elaboración de retratos de vidrio que montaba en finas cajas fabricadas por la firma Collins de Filadelfia.
Un arquitecto, pintor y fotógrafo llamado Jacobo Galvez viajó a Europa y trajo la primer cámaro oscura que fijaba las imágenes en papel y no en una lamina, por lo que se le considera el introductor de la fotografía en papel en Guadalajara, que a su vez marca a Jalisco como el lugar en el que se tomó la fotografía más antigua, y una de las más representativas de la historia de nuestro aís, ya que muestra la entrada de las tropas francesas a Guadalajara, en la mañana del 6 de enero de 1854.
Desde la llegada de Maximiliano en 1839, la fotografía tuvo un auge en nuestro país debido a que el emperador la utilizaba como un medio eficaz de propaganda muy practiva y convincente par cualquier clase social. Durante la guerra de reforma (1857 – 1860) no existía ni un personaje que comercializara su imagen ayudado por la fotografía como lo hicieron Carlota y Maximiliano.
En el domicilio de Maximiliano habitaba don Julio de María y Campos, designado como “fotógrafo de cámara del Imperio”, a pesar de ello, el fotógrafo que se hizo famoso por inmortalizar a Carlota Amalia fue Don Andrés Martínez, que le tomó una foto que muestra su cara, cuello y brazos, lugares considerados como “las únicas curvas del cuerpo que podían lucirse con decoro”.
La albumanía, iniciada en México a mediados del siglo XIX, se incrementa evidentemente con la tarjeta fotográfica y permite abaratar el precio y aumentar la cantidad de copias de las fotografías. La producción masiva de copias de fotografías dio resultado en una gran revolución ya que permitió cnocer lugares sin tener que viajar e hizo posible la creación de colecciones de álbumes.
En este periodo tan corto se tiene registro de colecciones públicas y privadas en donde se pueden encontrar retratos de políticos mexicanos, oficiales franceses, austríacos, belgas y hasta soldados extranjeros de todos los rangos. Maximiliano creó un espacio distinto para la fotografía, entre 1864 y 1867 creó un registro fotográfico de prostitutas y creó una ley de reglamentación que servía como un control sanitario y moral; en dicho registro se ficharon 598 mujeres y se agregó una ficha con nombre, lugar de origen, edad, oficio previo, domicilio, categoría (primera, segunda, tercera), forma de trabajar y enfermedades padecidas. Este registro se encuentra custodiado por el Instituto de la Salud Pública de la Secretaria de Salubridad en la Ciudad de México y nos marca claramente un testimonio que muestra una sociedad que trata de ocultar parte de un pensamiento y estilo de vida.
Entre los años 1845 y 1880, ya estaba creado un mercado propicio para la venta de artículos fotográficos como sería la cámara oscura, que tendría una rápida demanda debido a la producción y demanda de la tarjeta de visita y el retrato. Emiliano Mangel Dumesnil, Guillermo Boscniet, Juan María Balvontin y Rodolfo Jacobi promovieron el retrato en vidrio y en charol que eran colocados en estuches de gutapercha con tapa de cobre, piel o plata hechas por artesanos. Después cambió el tipo de material a papel, aprovechando la promoción que le dio Maximiliano a la fotografía durante su Imperio.
Entre 1858 y 1862, la fotografía sufrió una transformación pasajera y se conocería con el nombre de ambrotipos, la característica que tenía su procedimiento era que se imprimian las imágenas en placas de vidrio bañadas en plata, esta técnica se desarrolló principalmente porque las fotografías quedaban con la visión de tener cierto relieve.
En 1862, la fotografía en papel fue utilizada como medio de divulgación simbólica mexicana para reconstruir la nación. El principal encargado de esta tarea fue Don Manuel Rizo, fotógrafo poblano que retrató a las prostitutas fichadas por Maximiliano.
A finales del siglo también se dio a conocer un grupo de fotógrafos que nombraron como fotógrafos de profesión, estos fotógrafos fueron los primeros en hacer tomas de interiores y exteriores de monumentos virreinales en varias partes de la República. Los más destacados fueron Guillermo Kahlo (padre de Frida Kahlo) y Fernando Ferrari Pérez.
Para fines del siglo XIX, las tarjetas de visita que se asemejaban al tamaño de una postal, tuvieron una muy buena aceptación en la sociedad y dieron una mayor difusión al retrato . Con este nuevo movimiento se empezó a desarrollar el retoque técnico, nuevas técnicas de iluminación y técnicas para difuminar las arrugas de las personas.
Entre 1880 y 1897 se empieza a fortalecer un nuevo campo para la fotografía del país: la fotografía de prensa. Pero los reporteros gráficos sufrían doblemente, por un lado tenían intrumentos de trabajo que eran muy pesados y difíciles de transportar; por otro, el proceso de revelar era lento y delicado, además de que el envío de las fotografías podría tardar mucho tiempo en llegar al periódico y, en cualquier descuido, las placas podían llegar a romperse. Esto llevó a buscar nuevs técnicas más prácticas tanto para la producción como para la transportación de las imágenes.
Uno de los procesos innovadores que se aparecieron a finales del siglo XIX fue el proceso de reproducciones fotomagnéticas, que permitieron el uso de las fotografías para ilustrar los periódicos y revistas.
Los adelantos tecnológicos en el transporte y la industria promovieron la necesidad de que los grabadores, tipógrafos, dibujantes y fotógrafos aprendieran nuevas técnicas de iluminación, perfeccionamiento de los lentes y emulsiones que permiten obtener una cinta sensible e instantánea que permite registrar escenas en movimiento. Para principios del siglo XX, la fotografía y el cine cubrieron toda la información que era considerada interesante para la prensa, convirtiéndolo en un recurso necesario para la industria informativa.
En 1910, la hija de Porfirio Díaz fue retratada por Víctor Casasola en una fiesta en el Hipódromo de Peralvillo y así, la fotografía y el cine fueron destacándose en los actos gubernamentales, festejos cívicos, obras públicas; en la crónica social, reseñas de enlaces matrimoniales, viales, recepciones, obras de caridad; en las secciones de cultura y entretenimiento que realizaban reportajes sobre las veladas literarias, excursiones, funciones de ópera, bailes y kermesse, los toros, ciclismo, carreras de caballos, fiestas populares, las evidencias de la miseria que fueron encasilladas como costumbres mexicanas; noticias de siniestros y crímenes.
La fotografía y la prensa fueron se fueron promoviendo juntas, lo que les permitió mantener su importancia como medio informativo. En 1896, Rafaél Reyes Spíndola, Porfirista convencido y fundador de El Universal, El Mundo (1894 – 1900), El imparcial y El Mundo Ilustrado (1900 – 1914), introdujo unas rotativas de gran tiraje, linotipos alemanes y la técnica del medio tono utilizada en Estados Unidos desde 1890. En esta primera etapa, la fotografía no sustituyó completamente a las ilustraciones grabadas o litografías, sino que las complementó y empezó a ser utilizada para ilustrar diseños publicitarios, apareciendo en un recuadro sobrepuesto a una ilustración litográfica, como en una especie de collage.
Con la llegada de la Revolución Mexicana, a 10 años de que la fotografía de prensa había iniciado y parecía haber agotado su repertorio, las revistas ilustradas ayudaron a que la fotografía abriera nuevos caminos que legitimarían fuerzas sociales que habian estado escondidas durante el porfirismo.
La invención de la cámara de cine fue antecedida por numerosos inventos relacionados con experimentos en el campo del movimiento y la visión.
Hacia 1852, las fotografías comenzaron a sustituir a los dibujos en los aparatos para ver imágenes animadas. A medida que la velocidad de las emulsiones fotográficas aumentó, fue posible fotografiar un movimiento real en vez de poses fijas de ese movimiento. En 1877, el fotógrafo angloestadounidense Eadweard Muybridge utilizó una batería de 24 cámaras para grabar el ciclo de movimientos del galope de un caballo.
Con el paso del tiempo se desarrolló un aparato que se concoería como el cinematógrafo, el cual fue conocido en la mayoría de las capitales de los países latinoamericanos inmediatamente después de la primera proyección realizada en París por los hermanos Lumiere. Sin embargo, fue hasta 1940 cuando surgió la primer industria cinematográfica propiamente dicha. Desde principios del siglo XX, a través de la distribución y la exhibición, las compañías estadounidenses de cine, se adueñaron del control de las pantallas de todo el continente.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos tuvo que ceder el control y México vio crecer su industria cinematográfica gracias a un mercado seguro de habla castellana. Las producciones eran comedias, dramas populares y películas de tendencia socio-folclórica. El cine en México había empezado con el célebre docuemtnal en el que aparece Porfirio Díaz a caballo junto con alugos amigos y familiares, y posteriormente con producciones como “Riña de hombres en el zócalo” (1897). A partir de esta fecha se dejaron de producir películas, generalmente noticiarios sobre la Independencia y la Revolución como “El grito de Dolores” (1910, Felipe de Jesús del Haro) o “Insurrección en México” (1911, de los hermanos Alva). En 1917, el gobierno de Venustiano Carranza restringió la difusión del cine documental revolucionario y ese mismo año se funda la productora Azteca Film, que realiza películas de ficción como “La obsesión”.
En 1911 se creó la Asociación de Fotógrafos de Prensa, y para 1912, debido a la apertura de mercados de la estampería revolucionaria, se creó la Agencia de Acopio de la Fotografía Mexicana, también llamada Agencia de Información Fotográfica.